miércoles, mayo 21, 2008
Venezia, Italia.
Vendimos una casa y decidimos vivir una primavera en Venecia. Alquilamos un departamento sobre uno de los canales de agua y compramos una góndola, yo remaba mientras la miraba tomar sol. Por la tarde caminábamos por los corredores muy angostos que unen el interior de las manzanas. Yo solía ir a misa, sólo para comulgar, no entendía el italiano. Ella coleccionaba máscaras y reía por mis actos religiosos, era atea practicante.
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